TEMPLANZA

Llego a la palabra por una entrevista en You Tube a Sabino Mendez, letrista y músico de una parte de los temas que, allá por los ochenta, alumbraron la grisura de nuestro pais de amanecida.

Relata la historia de las Damas de la Templanza. Ese coro de beatas que, a principios del Siglo XIX capitanearon un movimiento social contra el consumo de bebidas alcohólicas y cabildeaban a favor de leyes contra el alcohol Santa Inquisición tratando de muñequear las costumbres e imponer el pensamiento obligatorio al prójimo.

Cuenta la catarsis que supuso para él La Mataré. Esa canción que acariciaba Loquillo con su voz aguardentosa y graznamos todos nosotros en tantas y tantas noches de libertad juvenil en las que nos sumíamos en veinte mil leguas de viajes subnormal.. Cuando nos creíamos invencibles.

Señala que, cuando la creo, recibió un premio de Radio3 que guarda en su garaje. Concedido por un público progresista en atención y reconocimiento a lo que la canción suponía respecto a la defensa cel maltrato de género. Erigida como pura manifestación del proceso cognitivo de un maltratador. Para aprender, o al menos tratar de enseñar, desde el método del contraejemplo.

Dos décadas han asolado el paisaje. Esa corriente de puritanismo, la misma que consagraban las Damas de la Templanza, pero transmutada en una vaharada de sectarismo. Ese tan actual en la que se arremete al unísono en pos de la defensa de una idea o una ideología, sin ni siquiera transigir con un potencial disenso.

No es posible entonar el estribillo porque la acorazada moralista ya ha dictaminado que se trata de una apologia del machismo y de los malos tratos. A nadie le interesa profundizar, basta con quedarse con la oquedad del titular.

Porque, al fin y al cabo, la sociedad de las trincheras construye mundos enfrentados. Ion con carga positiva si sigues el regato de la corriente o con negativa si te sales del libreto.

Ocurre como con Unai Simón. Se le lapida, como a Maria Magdalena, porque no quiere pronunciarse sobre asuntos que no competen a su especialidad profesional, Algo tan aplastante detona la inquina. Aquella que dicta el abochorno del ion NAGATIVO-