ATARDECERES

Una de las principales lacras de este siglo es el estado de 24 horas del whatsapp. Su visionado en agosto se traduce en una embolia de atardeceres, playas, mares escarpados y bebidas varias a punto de consumición.

En ocasiones contraprogramo y subo a mi estado imágenes salidas de un tutorial de Faemino y Cansado. Un tornillo, un insecto a punto de perecer, una mesa camilla o un mantelillo tricotado a punto de cruz.

Hay quienes me han preguntado cual es el código secreto de mis estados. Les pegó una larga cambiada para evitar contestarles porque no creo que se lo pregunten a los de los atardeceres..

Aunque me planteo muchas veces como puede haber tipos que construyen sus vacaciones coleccionando atardeceres, porque, si no me parece imposible el ir pegotando fotogramas a cada puesta de sol en una especie de de oca en oca vacacional. ¿Será por que es mas cool desnudar sus complejos con una foto del astro rey en huida libre?

Puede ser una respuesta a la digestión de las vacaciones. A la sensación de prisa y malestar de la búsqueda de la franja de arena de cada verano. Instalando, con el derroche de medios del no avezado, todos los componentes de la supervivencia playera con más profusión de mobiliario que en su segunda residencia.

Del hallazgo cara a cara con el ganado vencido, proletariado quemándose al sol, pagando a precio de puyazo alevoso la ración de frituras resecas y zapatillas de dorada local. Cubateando con garrafón al ritmo de la sístole y la diástole de la canción del verano post Georgei Dann.

Un patio de la cárcel de la vida cotidiana al que accedes, con pase pernocta de quince días o un mes, para divertirte, descansar, cenar, y salir después a comprar en mercados de artesanía con ítems de comercio justo elaborados en Bangladesh o Pakistán, esta vez por niños protegidos para que nadie más les explote.

Expiación que no es completa si no se colectiviza desde el estado de veinticuatro horas del whatsapp.

Prefiero monserguear con tornillos y artrópodos en mi patio del Monopodio del Urdaibai. 

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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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