TERCERA DE CCGG: CURRO EL PERRO

Uno de los (pocos) carteles que me interesaban cumplió con las expectativas. El mano a mano tuvo tintes de tauromaquia sepia, con competencia, tercio de quites y el traje de torear del sobresaliente Miguel Angel Sanchez que parecía haber salido de una litografía de La Lidia o del tomo II de la tauromaquia de Paquiro.

Para comprobar cuan despeñadas se encuentran mis expectativas de aficionado de Bilbao, me lleve una agradable sorpresa al presenciar la entrada en los tendidos. Estábamos mil más de los que yo vaticinaba, y, aunque los JUTABIs volvieron a dejar sola y soltera su pancarta de tafetán, se vislumbra la asistencia de gente joven y limpia lo que celebró para que se lleven a esos diplodocus voceros entre los que me encuentro.

Ricardo Gallardo es un personaje peculiar que, valiéndose de su heterodoxia se ha convertido en uno de los ganaderos predilectos del aficionado. Construyendo su vacada sobre el denostado encaste Domecq, le ha dotado de una morfología y un comportamiento tan especial como los que se pudieron comprobar ayer. A la corrida, a excepción del sexto le faltó clase, pero derrochó movilidad y casta, (un torrente el cuarto), embistiendo desde los pechos y no a partir de los cuartos traseros.

La cátedra me opondrá, con razón, que el tercio de varas fue un par y pasa, pero es lo que pidieron los matadores conocedores que la boyantia transmite a los tendidos, por lo que no querían renunciar a ese comodín a pesar de las trágalas que les pudiera suponer. Así que El Patilla, Tito Sandoval y el resto de legionarios de la puya que fueron apareciendo ejecutaron con higiene una suerte, cuando puyazo higiénico no deja de ser un oximorón.

Y ello, aunque es bien sabido que, de los tres tercios canónicos que componen la lidia y muerte de un toro, al señor ganadero sólo le importa el último de ellos, el del muleteo, y es a ese fin al que supedita todo su afán de criador de toros.

El peonaje se aprestó a invocar la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en el tercio de banderillas, (joder Iván Garcia) en justa reivindicación al estado del piso de plaza que homenajea a la extinta pista de hielo de Artxanda . Con la única excepción de Juan Sierra que se decidió a jugarse la vida conduciendo para atrás trastabillado. Al estilo de ese tiipo que sale de lass txoznas a las nueve de la mañana después de beberse a toda Mari Jaia.

Como todos tenemos lugares en los que nos sale todo bien y otros en los que echamos las tres cartas y salimos corriendo, a Luque no le sienta Bilbao,. Así que paso la tarde con el rictus aburrido del que espera su turno en la carnicería.

Con un lote malo, al tercero le han tildado de Rompetechos, se vio superado por la fuerza de Jimenez.  Como dato nostálgico me recuerda cada vez más en cuerpo cara y movimientos a Juanito Maravilla, el añorado Juan Gómez del botellazo en el Pequeño Maracaná de Belgrado.

Borja Jimenez demostró que, a golpe de constancia, el sapo puede convertirse en princesa. Que un tipo al que le veíamos junto a su hermano Javier, (que me dieron ayer la lama noticia para él que se ha metido a abogado) dando tumbos taurinos (en mi caso la ultima vez en la corrida pinzoniana) toreé con el empaque en el que lo hizo en el sexto indica que los sueños pueden cumplirse.  Se distinguió también de Luque en que se paso la tarde sonriendo como un comercial de hipotecas basura.

Y nos hizo sonreír a nosotros. 


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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