QUINTA DE CCGG: ALFREDO Y EL HEMINGWAY

Es como cuando te han hablado de lo bueno que es el cordero en un restaurante y allá que te acercas con toda la ilusión para catarlo. Cuando llegas, te dicen que el cordero se les ha acabado pero que te pueden ofrecer merluza. Esas papilas gustativas que salivaban por el cordero cierran estoicamente su capacidad de percibir sabor alguno por lo que la merluza no te sabe a nada.

Más o menos es lo que había ocurrido cuando el reloj de la plaza, ese que nunca esta en hora, frisaba las ocho de la tarde. Las buenas gentes que poblaban, esta vez sí JUTABIs incluidos, los tendidos habían acudido a degustar a Roca Rey y a cantar sus alabanzas y se habían encontrado el toreo pulcro y academicista de Manzanares. Y la merluza se es hacia bola en la glotis.

Pero entonces llegó el peruano, que había deambulado sin alma en la lidia de su primero, al estilo de los Mossos en la captura de Puigdemont, para instaurar la hora feliz del jarrete de cordero con doble de ensalada y patatas. Ya se sabe que en la vida no hay como cumplir expectativas. Incluso, incluyó en el menu repetición de ese circular invertido que guarda el aroma de churros con su aceitillo recorriendo los dedos y de la tómbola de los hermanos Cachichi, esa que va de feria en feria ofreciendo toda clase de cacharros.

Lástima que la espada se le cayera, (y mucho), lo que provocó que pusieran con toda justicia el kisket a la puerta grande. Lo que ocurre es que el catador de cordero no está para geometrías y no entendió que se le afease que la parte de la pata estaba un poco churruscada. Lo bueno es que volverán hoy para comprobar si el horno de leña vuelve a combustir.

Entre el cordero y la merluza, apareció Talavante vestido como el enterrador de Lucky Luke. Si realmente alguien hubiera comprador la entrada para verle se hubiera alzado un clamor en los tendidos contra su enésima tomadura de pelo (el quinto me pareció un toro muy interesante). Pero allí seguía él, erre que erre, con efigie de estar conjugando la quintaesencia del toreo rondeño cuando andaba luciendo su manifiesta incapacidad para sujetar al animal y tratar de que no estuviese a su libre albedrío por la Plaza.

Viendo la presentación de los “Victorianodelrio” lo del Toro de Bilbao, se ha quedado como un adagio quijotesco al estilo de “La roma de Nerón” o , en lo futbolístico, “El Zaragoza de los Cinco Magníficos”. Una reminiscencia de un tiempo pasado que se sabe no volverá, porque ni Nerón ni Canario, Santos o los otros tres van a volver del Valle de Josafat. Que alguno de los corifeos de la crítica, aduladores o pesebreros de nuestra nunca suficientemente ponderada empresa BIVA tenga arrestos para defender que el lote de Manzanares o el último ejemplar de Roca Rey hubieran hecho ni siquiera el visiteo en Vista Alegre hace diez años.

La versión oficial, que me huele a romance de la mora sorda, defiende que la falta de trapío son las consecuencias de la pandemia que ha dejado diezmada la cabaña brava. Me la podría embaular si las corridas de Pamplona o Madrid hubieran salido tambíén tan chicas, pero es que no, Creo más bien que es como cuando vas a la pescadería y, tras pedirla vez, vas comprobando que el besugo te lo quita el primero, el rey el segundo, y así hasta que, cuando te llega por fin, tienes que llevarte media docena de fanecas para freírlas harinadas a ver si consigues que te sepan a algo, embadurnadas de limón

Hay que alabar, con la gorra de alquimista que no de aficionado, lo perfectamente que tiene moldeada la ganadería el de Guadalix de la Sierra. Se protegen del castigo en el primer tercio, como si no anduvieran por ahí, arrancan en banderillas para derrochar artes colaborativas en el último tercio.

Como he visto toda la saga de las películas de Supermán, de la 1 a la 4, se que el protagonista es oficinista, se cambia en las cabinas, vuela coin capa y su novia se llama Louis Lane. Así que atesoro información suficiente como  para que se me permita cabalear con la que nos puede caer esta tarde procedente de los predios de Albacete

Y además, precedido de aurresku merengón. 


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Acerca de Asier Guezuraga Asier Guezuraga Ugalde, nació en Busturia el 9/4/1972. Pasó su juventud en pleno corazón de la Bizkaia profunda, la villa de Gernika, de cuyos recuerdos se nutre este blog. Taurino irredento, hace compatible su odio al fútbol moderno siendo hooligan del Gernika Club, el mejor equipo del mundo hasta que alguien demuestre lo contrario, Juntaletras de novela negra con dos novelas publicadas, apasionado del baloncesto, cocinillas y sobre todas las cosas, muy frikie.
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